El otro día volví a pisar el Escape y fue toda una experiencia, la verdad. Las lesbianas siguen siendo tal y como las recordaba: especiales. Y, ojo, que la connotación es negativa. Es divertido verlas interactuar y eso, pero un rato, nada más. Pronto me aburren y echo de menos un poco de acción. Menos mal que llevaba compañía.
Lo que me llevó a pisar ese antro fue Nía, por supuesto. Venía a pasar el fin de semana e insistió y, no sé, los seres queridos sufren antojos que no soportas y a veces tienes que ceder. Así es la vida. Cuando vi que le echaban la caña, puse pies en polvorosa y retomé esa maravillosa costumbre de follar en baños públicos. Los bares de maricones están mucho mejor preparados para el sexo en urinarios, y liarse con un bisexual con pinta de gayer te abre muchas puertas, chica. Vamos, que me fui. Nía llegaría a casa más tarde que yo, no obstante. Guarrillas...
Una siesta sería lo suyo.
:-o
ResponderEliminary la nostalgia por qué era?
Nostalgia de follar en baños públicos, nostalgia de ir a locales de ambiente lésbico, nostalgia de ver a las bolleras retozar... Tú sabes.
ResponderEliminarJajajajaja mala puta
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