Yo no sé cómo era la vida antes de Facebook. La vida y, sobre todo, internet, porque ¿qué hacía yo en internet? Nadie sabe. Horas y horas perdidas en algo que no recuerdo y que, sospecho, estaba relacionado con la lectura de blogs y sucedáneas prácticas de bolleruza salida. Vida más triste, chica. Tiempos remotos. Ignotos. Cómo le debo mi presente a ese hijo de puta. Zuckerberg, cabrón. ¡Te amo! Pero a lo que iba.
Lo mejor de Facebook no es la nueva configuración de la privacidad. No, porque, que tus ex sean gilipollas y no sepan que tienen su muro y sus álbumes de mierda postrados ante el mundo, no es culpa de los programadores, es culpa de tus ex, que, repito, son gilipollas. (Por cierto, qué daño ha hecho al arte y a mis ojos la comercialización de cámaras de uso doméstico. Ford mío, recuérdame que escriba un post sobre esta cuestión.) Lo mejor de Facebook, como decía, son las páginas. No los grupos, ¡las páginas! Por favor, si es que ¿cómo he podido yo evolucionar como persona humana sin el conocimiento y el saber de la existencia de aparentes mentes perturbadas como la mía? Si es que no me extraña que salgan los niños traumatizaos, con ese vacío elemental que hay en su educación, esa carencia sociológica, esa falta de normalización de los pequeños pero fundamentales momentos que el día a día nos plantea en el silencio de, yo qué sé, ¡un váter! Imposible olvidar aquella tarde, casual cual hallazgo newtoniano, en la que cayó en mi pestaña de Firefox la página que un visionario creó con el nombre de "Cagar de una sola pieza". Fue entonces cuando, haciendo click en "Hazte admirador", pensé por primera vez en mi historia de usuaria del 2.0: Y al fin encuentro gente de verdad, con mis mismas inquietudes y transcendentalismos. Y fui feliz. Porque de ahí salté a "Teo se va de putas", "Moobs" y "Echar un polvo como única forma de solucionar problemas", y, qué queréis, el mundo empezó a girar de otra manera, como más a mi ritmo. Esa caca fue la manzana de mi propia teoría de la gravedad. Como comprenderéis, le debo mucho.
Y ya está bien, para empezar.
Me voy al baño, a ver si hago un perfect.
Tu estas un poco enganchada, no crees?
ResponderEliminarXD
Pues claro que estoy enganchada. ¿Lo has percibido antes o después de que dijese que no podía vivir sin él? Ah, que no lo he dicho. Bueno, pues ahí va: Facebook, ¡no puedo estar sin ti! ¡Que no te hackeen nunca! ¡No te dejes! ¡Nooo!
ResponderEliminarY después de este alarde de sensibilidad, hasta luego.
Está bien darse publicidad en mi bloj, querida :)
ResponderEliminarPero ojo, que soy rubia de bote.
Bienvenidas
¿De bote? Qué decepción. Y yo que te creía tonta justificada.
ResponderEliminarNo te puedo tomar en serio en este "bello escenario". Pero gracias por pararte unos minutos a presuponer sobre mí. Estoy encantada ;D
ResponderEliminarMe ofende que denomines "bello" a este paraje de vómito iracundo. Ahora mismo cambio el diseño por algo más acorde. Uy, qué pereza. Mañana, si eso. O pasado. Nunca, tal vez. Mierda. Tendré que soportar este estado permanente de tomadura de pelo. ¡Nadie se creerá mis insultos! Voy a patentar mi frustración creando una página en Facebook...
ResponderEliminarlo que hay que leer, querida.
ResponderEliminarTú, calla, que me tienes enfadadísima. Mi próxima entrada te la dedico a ti, por hija de puta.
ResponderEliminarPor cierto, dime que no te has puesto un limón de avatar. Dime que estoy todavía bajo los efectos del fin de semana y veo frutas donde no las hay. La pera y la manzana, bueno. Pero el limón me está dejando escurría, hija.
ResponderEliminar¿Enfadadísima? Será por toda la paciencia que tengo contigo. Cagona, que eres una cagona.
ResponderEliminarY si, tengo un limón de avatar. Tienes problemas con los cítricos?
Como si tú no cagaras, guapa.
ResponderEliminarY no tengo problemas con los cítricos. Tengo problemas con la fruta, en general.